Riesgos para los adolescentes

Los adolescentes se hallan en fase de desarrollo físico y psicológico. Por eso mismo el cánnabis puede acarrear mayores problemas que en los adultos. Cuánto más joven mayor el peligro. Y asimismo cuanto más se consume, mayor es el peligro.

Durante la adolescencia es cuando más se desarrolla el cerebro. El cánnabis puede tener consecuencias negativas en el cerebro: merma la capacidad de atención y la memoria. Los riesgos aumentan cuando se consume desde muy joven y muy a menudo.

El cánnabis puede ralentizar el aprendizaje. Se aprende peor. Además uno se pierde algunas experiencias de la vida. Uno tiende a refugiarse en el cánnabis en lugar de gestionar los sentimientos negativos. Y se pierde la capacidad de sentirse mejor con otros medios.

¿Con cuántos años puede hablarse del tema?

Antes de los 12 años:

Tal vez su hijo o su hija se haga preguntas sobre el cánnabis. Conteste las preguntas o busquen juntos las respuestas (ya sea con alguna persona de confianza o en Internet).

Quizá el niño o la niña hayan visto a alguien fumar cánnabis. Hablen de estas situaciones.

A partir de los 12 años:

Dele información sobre el cánnabis. Son datos que hay que adaptar a la edad. De esta forma sabrá a qué atenerse cuando vea a otros jóvenes fumar cánnabis.

A partir de los 14-15 años:

Discuta con el adolescente del tema del cánnabis y de su consumo.

Por ejemplo, hágale estas preguntas

  • ¿Tienes compañeros o compañeras que fuman cánnabis?
  • ¿Lo has probado alguna vez?

También puede pedirle a alguien del entorno que hable del cánnabis con su hijo o su hija. Elija un adulto de confianza (familia, amigo, pediatra).

¿Qué dice la ley?

A partir de más de un 1% de THC, el cánnabis es ilegal. Están prohibidos su consumo, cultivo y venta. También queda prohibido el cultivo privado de cánnabis, aunque sea para un consumo personal.

A los adultos que consumen cánnabis y son pillados in fraganti por la policía, se les pone una multa de 100 francos suizos. Los adolescentes menores que fuman cánnabis y son atrapados también pagan multa. Y se informa a los padres y al tribunal de menores. A menudo se manda a estos jóvenes a centros especializados en curar la adicción. En el caso de menores cambian las sanciones y las medidas. Todo depende de la edad y de cómo está el menor en general. También son distintas si el adolescente consume a menudo.

Cuando un adulto o un adolescente llevan consigo una pequeña cantidad (menos de 10 gramos) de cánnabis para su consumo personal, no se le castiga.

Y por último está prohibido y es sancionable la conducta tras consumir cánnabis.

Con menos del 1% de THC, el cánnabis es legal. Los productos del cáñamo con mucho CBD (cannabidinol) y poco THC pueden hoy día venderse legalmente. Pero tampoco se sabe gran cosa de los efectos del CBD; lo único seguro es que no produce verdadera ebriedad.

Si su hijo dice que “sólo” fuma CBD, también hay que reaccionar. No es fácil distinguir entre hierba legal y hierba ilegal. Y el humo del CBG también es peligroso.

¿Mi adolescente fuma cánnabis?

Su hijo o su hija tiene los ojos un poco rojos, su ropa desprende un olor extraño. ¿Habrá consumido cánnabis? Tal vez. También es posible que sencillamente haya llorado, que tenga una alergia, o que se hallara en algún lugar con mucho humo. No es cosa de sacar conclusiones demasiado rápidas. Lo mejor es comentar estas observaciones y preguntarle por qué sus ojos están rojos y de dónde viene ese extraño olor.

Hacer preguntas permite lanzar la discusión. Evite acusarle antes de estar seguro: a menudo los jóvenes reaccionan con mucha violencia si se les acusa indebidamente. El adolescente puede pensar: “¿Se me acusa? Pues lo voy a hacer, adrede”.

Su adolescente ya no es el que era. Ha dejado de interesarse por lo que más le gustaba. Falta a menudo a clase, ha cambiado de amigos. Se queda encerrado en su cuarto. Tanto si consume cánnabis como si no, dígale qué es lo que a Usted le tiene preocupado, hágale hablar de lo que está sucediendo.

Tal vez esté considerando la posibilidad de una prueba de detección de cánnabis… No es buena idea. Se va a sentir controlado. Se cerrará en banda. Hay que dialogar, confiar en él o en ella y respetar su intimidad.

Hablar del cánnabis con su adolescente es importante. Pero lo es aún más hacerle preguntas sobre su vida, que cómo le van las cosas, que si tiene amigos, si se siente a gusto con ellos, si se siente bien en general, cómo va en su formación…

¡Mi adolescente consume cánnabis!

Descubrir que su hijo o su hija ha consumido cánnabis puede resultar muy desconcertante. Algunos padres se lo reprochan a ellos mismos. Se sienten decepcionados, o tienen miedo, en cuyo caso suelen reaccionar con mucha severidad. Actúan en caliente, sin previa reflexión. Y el adolescente se cierra en banda.

Otros padres piensan que fumar cánnabis no presenta mayor peligro o que “es normal cuando se es adolescente”. Luego no reaccionan. Muchos jóvenes prueban el cánnabis y luego lo dejan al poco tiempo. Pero no se puede vaticinar cómo evolucionará el consumo del joven. Con lo cual la forma en que reaccionan los padres es importante.

¿Entonces cómo reaccionar? Lo idóneo es hallar un término medio: no ponerse dramáticos, ni tampoco pasar del tema. Hay que dejar bien claro que el cánnabis es peligroso, pero sin demonizarlo.

Si descubre que su adolescente consume cánnabis, procure conseguir más información. ¿Se trataba sólo de probarlo? ¿cuánto? ¿cuánto tiempo? ¿a menudo? ¿le apetece fumar cada poco? ¿opina que el cánnabis no es peligroso? ¿conoce los riesgos que conlleva su consumo?

Ante todo, mantenga una imagen positiva de su adolescente. Esté dispuesto a escucharle y guarde la calma. De esta forma se anima al adolescente a que no mienta. Esta actitud es propicia el diálogo. Usted debe mostrarle que él o ella puede contar con Usted. A la vez, una actitud abierta y sosegada no significa que Usted aprueba su comportamiento.

Mi adolescente ha “probado” el cánnabis

Si su adolescente ha consumido una o dos veces, pregúntele cómo fue, lo que sintió. ¿Era por curiosidad? ¿Era porque los demás fumaban?

Explíquele por qué está preocupado, dígale que el papel de los padres también consiste en fijar límites. Dígale que no quiere que lo vuelva a hacer.

Mi adolescente fuma de vez en cuando

Si su adolescente fuma cánnabis cuando se presenta la ocasión, por ejemplo en una fiesta con amigos, dígale con rotundidad que quiere que deje de hacerlo. Si se niega, hable con él o con ella de los riesgos ligados al consumo de cánnabis. ¿Qué puede hacerse para que no aumente su consumo? Pídale que jamás conduzca habiendo fumando (ni bici, ni escúter, ni coche). Y TAMBIÉN que jamás se meta en un coche conducido por alguien que haya fumado.

Si aún es muy joven, insista en que lo tiene que dejar, pues su cerebro está conectando el placer con el cánnabis; y después acaba siendo un reflejo: quiero sentir placer, la solución es el cánnabis.

Mi adolescente consume cánnabis periódicamente

Si su adolescente fuma cánnabis con regularidad, procure saber si el consumo es habitual, si piensa dejarlo, qué lugar ocupa en su vida, si es una costumbre. Para entablar la conversación, puede por ejemplo preguntarle:

  • ¿Qué lugar ocupa el cánnabis en tu vida?
  • ¿Cómo puede evitar que el cánnabis se vaya volviendo cada vez más importante?
  • ¿En qué circunstancias halla placer fumando cánnabis?
  • ¿En qué otras circunstancias no encuentra ese mismo placer?
  • ¿Cómo se las apaña para mantener resultados en la escuela o en el trabajo?

También puede hablar con él de sus motivaciones:

  • ¿Por qué fuma?
  • ¿Para reducir el estrés?
  • ¿Para olvidarse de sus problemas?

Si su adolescente fuma para olvidarse de sus sentimientos negativos, dígale que eso le tiene preocupado. Procuren encontrar juntos otras soluciones a sus problemas.

Al fumar cánnabis (o beber alcohol) cuando uno se siente a disgusto, se obtiene un alivio momentáneo. Pero a medida que pasa el tiempo, se va perdiendo fuerzas para encarar las dificultades. Y de este modo, los problemas seguirán existiendo y las ganas de fumar (o beber) irán aumentando.

Puede estar preocupado si su hijo, o su hija, fuma cánnabis:

  • antes de los 16 años
  • prácticamente a diario
  • antes y durante la escuela o el trabajo
  • en sus momentos de ocio casi siempre
  • para sentirse mejor
  • antes de conducir o de manejar alguna máquina

Señales de alarma

Cabe preocuparse si su adolescente:

  • está menos motivado en la escuela o en el trabajo; sus notas decaen
  • cambia de pronto de amistades; sus nuevos amigos consumen mucho
  • se retrae y se niega a hablar con los padres
  • está en crisis con Usted
  • tiene problemas de salud o de sueño
  • trafica con drogas (vende cánnabis)

Todo ello son señales de que el problema es serio. Hay que reaccionar rápido. Puede buscar ayuda en los servicios especializados para la juventud o los servicios de lucha contra la adicción (ver direcciones útiles).