¿Qué es lo que cambia cuando uno tiene un hijo o una hija adolescente en casa?

La adolescencia altera a toda la familia…

Es el paso de la infancia a la edad adulta. Entre ambas fases está el adolescente, y también están el padre y/o la madre. Cambia la vida de la familia, y es lo normal. Puede llegar a ser un período complicado, pero cada uno acaba aprendiendo algo.

¿Dónde está el cambio en el adolescente?

  • El adolescente ya no cuenta nada de su vida. Los padres ya no se enteran de lo que está viviendo y al adolescente le da por enojarse, por negarse a todo y ponerse furibundo. Ya no acepta lo que le dicen sus padres
  • El adolescente se interesa por muchas cosas nuevas. Se trata de cambiar el mundo. Y de hecho sabe muchas cosas
  • El adolescente prefiere hablar con sus nuevos amigos, no con sus padres
  • Se arriesga, le gusta la velocidad y a veces se pasa con la bebida
  • Su cuerpo se va transformando.

También para los padres es toda una experiencia. Con el adolescente no hay más remedio que discutir, y eso es nuevo. El intercambio es interesante, pero puede llegar a ser muy fuerte. Uno se siente zarandeado, el adolescente se rebela y uno no sabe qué conviene hacer.

Las cosas no vienen rodadas, y es lo normal. Pero uno debe sentirse orgulloso de ver cómo se va independizando; en cierto modo todo el mundo crece, ella o él y Usted.

¿En qué cambian los padres?

Los padres han de adaptarse y no darse por vencidos. Hay que mantener el contacto. No es cosa fácil. Hay que fijar un marco, pero un tanto más amplio que anteriormente.

Lo importante es que no corra peligro.

  • Por su seguridad, hay que saber decirle que no, decirle que tal proyecto es demasiado peligroso, que aún es demasiado joven. Pero también conviene decirle que sí tratándose de una experiencia adaptada a su edad.
  • Ser flexible consiste en saber pasar sobre asuntos que nos sacan de quicio y que al fin y al cabo no tienen mayor relevancia.

Los padres deben mantener la calma y mantenerse firmes cuando el adolescente manifiesta su descontento con vehemencia. El adolescente no se lo agradecerá, pero puede ser positivo decirle que no, pues se sentirá protegido, aunque no lo muestre. Dándole seguridad podrá irse independizando sin correr peligro. Podrá construir su autonomía y su identidad.

Por supuesto no hay forma de resolverlo todo, pero su labor de padre o madre es acompañar al adolescente. Los adolescentes están necesitados de cariño. Les viene bien comprobar que los padres se interesan por lo que viven. Lo que hacen es algo interesante, y lo ven.

Nadie es perfecto. Usted tiene derecho a equivocarse, a volverlo a intentarlo. ¿Acaso sus vecinos forman una familia ideal? ¿Sin problema alguno con sus adolescentes? Claro que no.

También tiene derecho a sentirse agotado, a sentirse hundido, en cuyo caso, conviene compartir, hablarlo, buscar recursos en su alrededor o con especialistas.