¿Cuándo hay que abordar el tema del alcohol?

Incluso los más jóvenes saben que el alcohol no es una bebida cualquiera. Muy pronto se les puede explicar que el alcohol es una bebida reservada para los adultos. A medida que van creciendo, oyen conversaciones sobre el tema en celebraciones familiares, en películas, en vídeos YouTube, etc.  “¿Y tú cómo lo ves?” ¿te parece normal que…?”

En cuanto el hijo, o la hija, empieza a salir, tiene que saber cuáles son los efectos y los riesgos ligados al consumo de alcohol. Hay que hablarlo con ellos y animarlos por ejemplo a visitar la página web ciao.ch. Su adolescente debe saber lo que se espera de él o de ella. Tratándose de alcohol, ha de conocer las reglas.

Si lo único que quiere es probar:

  • a los muy menores, hay que negárselo rotundamente diciéndoles que el alcohol no es bueno para los niños.
  • si tiene más de doce años, y se empeña, se le puede dar una vez algo del alcohol del vaso de un adulto, por probar. Cuanto más tarde lo pruebe, mejor lo captará y gestionará su cerebro.

Lo que ha de saber mi adolescente sobre el alcohol

No todos los adolescentes se emborrachan
Con 15 años, son pocos los adolescentes que se emborrachan a menudo. Puede que los medios de comunicación relaten mucho estos casos poco frecuentes. Uno puede perfectamente tener amigos que se saben divertir sin beber alcohol. También ocurre que sólo beban un poquito.


Tras consumir alcohol, uno no es la misma persona

Al igual que otras drogas, el alcohol viene a ser una sustancia psicótropa. Altera la percepción, las emociones y el comportamiento. El alcohol puede llevarnos a tomar riesgos y a correr peligro. Si uno está ebrio, puede llegar a hacer cosas que no haría en condiciones normales. Y el peligro lo puede provocar uno mismo, pero puede ser cosa de los demás.

El alcohol se difunde en la sangre
La alcoholemia es la cantidad de alcohol que circula en la sangre; depende:

  • de la cantidad ingerida
  • de la edad: el alcohol actúa más rápido en los jóvenes que en los adultos
  • del género: actúa más rápido en chicas que en chicos
  • de si se ha comido anteriormente: el alcohol actúa más lentamente si el estómago está lleno

Y los efectos pueden resultar más peligrosos si uno ha tomado, además del alcohol, otras drogas o medicamentos.

Los adolescentes son vulnerables ante el alcohol

Los adolescentes no reaccionan como los adultos ante los efectos del alcohol. Su alcoholemia se dispara antes, y pueden intoxicarse rápido (para mayor información, ver adolescentes y el alcohol). Por eso mismo la ley prohíbe el consumo de alcohol a los menores de 16 años. En cuanto a los jóvenes de más de 16 años, tan sólo deberían consumir muy de vez en cuando y sobre todo no emborracharse. Mezclar alcohol con otras sustancias (medicamentos, cánnabis, etc.) puede resultar peligroso.

Saber dónde está el límite de cada uno

En sus primeras experiencias con el alcohol, los adolescentes no saben con claridad dónde están sus límites. A menudo ellos y ellas beben demasiada cantidad y demasiado deprisa, y pueden intoxicarse bastante rápido.

El alcohol puede resultar peligroso para los adolescentes y para los adultos

  • Beber demasiado y a menudo puede ser malo para la salud
  • El alcohol vuelve adicto
  • La ebriedad altera el estado de conciencia, los sentimientos y el comportamiento. Uno puede perder el control y hacer cosas que a la postre lamentará. Cuando los jóvenes empiezan a consumir alcohol, chicos y chicas aún desconocen sus límites, y puede que beban demasiada cantidad en demasiado poco tiempo. Ocurre que los jóvenes se emborrachen rápido y no sepan cómo pararse.
  • El alcohol desinhibe. Uno no logra ya controlarse. Y se sigue bebiendo, por beber. Hay que animar al adolescente a andarse con cuidado. Y en este caso, tener cuidado es dejar de beber o hacer una pausa después de haber tomado.
  • Demasiada cantidad ingerida demasiado rápido hasta puede matar. Los adolescentes tienen que saber cómo reaccionar si alguien del entorno es víctima de una intoxicación por el alcohol. Si alguien pierde el conocimiento, si no le puede despertar, si no reacciona cuando se le pincha, si vomita sin despertarse, si respira con dificultad, etc., hay que tumbarle de costado, mantenerle abrigado, no hacerle vomitar, no dejarle solo y pedir ayuda a un adulto o llamar una ambulancia (Teléf.: 144).
  • El alcohol incrementa el riesgo de accidente.
  • Cualquier mezcla (ya sea cánnabis, medicamentos u otras sustancias) conlleva riesgos imprevisibles.

Para prevenir los problemas ligados al alcohol

Haga lo que suele hacer en tanto que padre o madre, es decir:

  • le interesa saber cómo va la chica. Apoya a su hija para que se sienta lo mejor posible.
  • muestra interés por lo que hace su chico. Sabe dónde se va de juerga y con quien.
  • fija límites para proteger a su adolescente. Y a la vez le otorga cierta libertad para que se vaya independizando.

Y tratándose del alcohol:

  • predica con el ejemplo procurando uno mismo beber con moderación
  • lo deja bien claro: el alcohol no es bebida para los menores de 16 años.
  • no se pone como una fiera si su adolescente bebe algo de alcohol. Pero se mantiene atento: ¿dónde bebe y cuándo y con quién? ¿Ha notado cambios? Si no lo tiene claro, si el tema le tiene preocupado, no lo dude, lo mejor es pedir ayuda a especialistas. Cuanto más joven es el adolescente, mayor puede ser el problema, y conviene reaccionar con rotundidad.

Cómo reaccionar cuando un adolescente empieza a consumir alcohol

Su hijo, o su hija, menor de 16 años no debería consumir alcohol. Los jóvenes quieren vivir nuevas experiencias, lo cual es muy normal y sano. Pero tienen que ser prudentes y aprender a gestionar el riesgo. Nadie conoce a su adolescente mejor que Usted. Sabe si es propenso a tomar riesgos, o si al revés es una persona moderada. Sabe también que uno se puede dejar llevar por el grupo y ponerse a beber de forma descontrolada.

Asegúrese de que su hijo, o su hija, es consciente de los riesgos que entraña el consumo de alcohol. Si sale de noche, debe saber qué comportamiento espera Usted que mantenga, que sepa lo que es aceptable y lo que no. Y en el tema del alcohol, las siguientes pautas son muy importantes y deben adaptarse a la edad.

  • la hora de vuelta a casa
  • las reglas del consumo
  • los desplazamientos (a pie, en bici, en autobús nocturno, llamando a los padres, etc.). Y nada de alcohol conduciendo, ya sea él o ella o quien conduzca esa noche.

Los pactos entre padres e hijos se basan en la confianza. A veces resulta más fácil dejarlo escrito, redactar una forma de “contrato”. Firmen juntos el contrato.

Hay cosas que son negociables, y otras que no (ver reglas y límites). Por ejemplo no hay que pensar que los jóvenes mayores de 16 renuncian al alcohol. Pero jamás se debe tolerar la borrachera. Dar demasiada libertad o prohibir demasiado suele dar malos resultados. No hay que decir que estar borracho no es grave. Tampoco se debe decir que no hay que beber nunca.

Herramienta: A continuación un contrato para las salidas que puede surtir efecto. Se trata de un contrato entre el adolescente y los padres o el educador. Debe constar la cantidad de alcohol que tiene derecho de consumir, y también la hora de volver a casa, y cómo debe volver. En el contrato figura también la sanción o el castigo. Sanción es lo que va a suceder si no cumple el trato. Hay que optar por sanciones que uno podrá aplicar (privación de salida, de paga, etc.)

Señales de alarma

Cabe preocuparse en caso de

  • consumo periódico y precoz
  • consumo frecuente: el alcohol ocupa un lugar importante, se bebe para relajarse, el consumo es solitario
  • el alcohol ya ha generado problemas: accidente, conflicto, violencia, etc.
  • surgen problemas en la escuela o en el aprendizaje
  • aislamiento, agresividad, problemas con la familia, con los padres.

Éstas son señales sumamente preocupantes.

Contacte con un especialista (ver direcciones útiles) o háblelo con su médico de cabecera. Existen centros especializados para jóvenes y tratamientos de la adicción para el adolescente y para Usted.

Cómo reaccionar si mi hijo o mi hija sufren una intoxicación por alcohol

Para los padres es muy desconcertante cuando un hijo padece una intoxicación por alcohol. Si la situación es grave, puede que lo mejor sea recurrir a una ayuda médica.

La primera vez suele ser un mero accidente. El adolescente quería emborracharse un poco, y no pensó que podía perder el control. En líneas generales, el adolescente guarda un recuerdo pésimo y no querrá repetir.

Cuando ya ha pasado la intoxicación, hay que hablar con el adolescente. ¿Cómo se produjo? ¿Era su intención beber tantísimo? ¿Le han obligado? ¿Era un concurso? ¿un reto? Luego todo queda más claro y uno sabe además a qué atenerse.

El adolescente necesita sentir que Usted confía en él, especialmente en casos así. Por mucho miedo que le haya dado este episodio. Pero confiar tampoco es dejarle hacer lo que él quiera.

Comience con un período de prueba. Durante ese tiempo su adolescente debe demostrar que se merece su confianza. Recuérdele el acuerdo que en su día firmaron.

Si vuelve a suceder, habrá que reaccionar de forma aún más contundente y establecer normas más estrictas. Convendría incluso apelar a estructuras especializadas.

Si también Usted consume alcohol

En Suiza, la mayor parte de los adultos beben alcohol. La mayoría lo hace con moderación y por placer.

No es contradictorio que Usted tome y se lo prohíba a su hijo, o su hija, si no tiene cumplidos los 16 años. Hay cosas que son aceptables para los adultos, y que no lo son para los adolescentes. Que uno consuma alcohol con moderación no suele acarrear grandes riesgos para los adultos. Pero el alcohol es mucho más peligroso en los adolescentes. Hay que fijar dónde está el límite para su hijo o su hija.

Usted no deja de ser un modelo para su hijo o su hija. El adolescente le viene observando, Usted tiene influencia. Si toma con moderación y por darse un gusto, el adolescente se dará cuenta.

En Suiza, unas 250.000 personas son adictas al alcohol. Y son más aún quienes consumen alcohol de alguna forma problemática. Si se halla entre esas personas, resulta más complicado predicar con el ejemplo. Los hijos de las personas alcoholo-dependientes corren mayor riesgo de serlo a su vez. Los padres pueden mucho a la hora de aliviar a sus hijos, de protegerles ante posibles problemas. Trate de hallar ayuda en www.parentsetaddictions.ch. Lo más conveniente es hablar abiertamente del tema con el adolescente. El apoyo que aportan los centros especializados puede resultar sumamente provechoso (ver direcciones útiles).